dilluns, 16 d’octubre del 2017

El dit a la nafra (XVI). Precaucions

Mentre feia neteja a l’altell de casa va trobar una caixa plena de negatius de fotografies de joventut. Com que les tenia totes revelades i ben desades en àlbums i com que era d’aquella mena de persones que guardava només el més essencial, no va dubtar a llençar-los tots. Això sí, abans va agafar unes tisores i els va tallar en mil bocins, no fos cas que qualsevol desaprensiu els trobés al contenidor i en fes vés a saber què.

Un cop va acabar la feina va decidir relaxar-se una estona a les xarxes socials tot penjant les darreres fotos del cap de setmana a la platja.

Microrelat escrit el 16 d’octubre de 2017.

dilluns, 2 d’octubre del 2017

Raros

Más de una vez he oído o leído en tertulias, artículos de opinión, conversaciones, chistes malos o hasta en insultos que abarcan toda la gama de grises, que los catalanes somos diferentes o, simplemente, raros. De ahí, supongo, que puede surgir aquello tan gastado (y hasta aburrido) de que hablamos en polaco (que no sé por qué nos llaman polacos y no húngaros, checos o letones, por ejemplo).

Sin embargo, con todo este conflicto que tenemos en la calle (a la espera de que pase a la mesa), he de reconocer que en algunas cosas es cierto: los catalanes somos raros. Y no lo digo por liarnos a subir unos encima de los otros para montar un castillo de diez pisos, ni por salir a la calle el 23 de abril a regalarnos libros y rosas. No, rarezas de esas, creo que las tienen todos los pueblos.

Aquí somos raros porque hay un montón de gente, más de dos millones, que aún a riesgo de recibir palos por todos lados, quiere la independencia. Y yo diría que muchos la desean para, fundamentalmente, dos cosas: una, dejar de pelearnos con el estado español y entendernos con los españoles de buena fe de tú a tú, como pueblos hermanos que somos; y dos, construir nuestra propia república para poder pelearnos (políticamente) entre nosotros mismos, que también hay ganas y ya va siendo hora.

Y, hablando de rarezas, hay una que sería fantástico que todos compartiéramos: la de la soberanía desde abajo. Eso, más que raro, sería increíble.